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Análisis de la serie “Haciendo cerveza” de Ambar
Esta semana analizo uno de los últimos casos de branded content con los que me he encontrado por ahí. Se trata de la serie Haciendo cerveza de la marca Ambar. Cerveza por cierto que viene de mi Zaragoza natal y con la que crecí hasta los dieciocho años (luego, al venir a Madrid tuve que cambiarla por Mahou. Aunque, cada vez más, se ve la Ambar por la capital así que tal vez sea el momento de darle una segunda oportunidad). Bueno, al lío…
Empiezo diciendo que, a priori, estoy a favor de todo lo que sean comunicaciones no intrusivas en las que se apueste por una narrativa que aporte valor al público. En este caso, la marca ha querido entretener y, de paso (o como objetivo final), transmitir unos valores de marca y un posicionamiento como maestros cerveceros que hacen cerveza con una pasión y dedicación que, al parecer, nadie más posee (guiño, guiño).
Con esto quiero detallar que, tal vez, el posicionamiento sea demasiado flojo y aunque no haya visto la elaboración de otras cervezas me atrevería a decir que esa misma pasión y profesionalidad puede estar presente en otras marcas. En contraposición a ello habrá quien me diga, y no le faltará razón, que el que da primero, da dos veces. En cualquier caso, veremos con el tiempo si la marca llega a conquistar ese terreno (posicionar una cerveza como “artesanal” a nivel de todo el país supongo que les llevará tiempo, esfuerzos y recursos abundantes).
Cosas que molan de la serie
Pero bueno, dejando esto al margen, centrémonos en alguna cosa que sí me ha gustado de la serie:
- Creo que sí se consiguen transmitir los valores de artesanía, el ambiente familiar, el cuidado por los detalles… Tal vez se podría haber profundizado un poco más en todos ellos con tramas más complejas. Sin embargo, la apuesta por un formato tan breve (los capítulos duran unos tres minutos) lo hace complicado. Además, parece ser que habrá segunda temporada así que se podrá ir bajando cada uno de esos valores de la marca.
- La brevedad de los capítulos es, al mismo tiempo, una de sus virtudes. Los guiones están muy bien definidos. Se centran en un aspecto muy concreto, con una sola trama por capítulo, y es, al juntarlos todos, cuando te permite tener esa perspectiva global de lo que es la marca. Idea para futuro: la posibilidad de hacer un montaje alternativo con todo seguido que te permita ver todos los capítulos de un tirón y eliminar de paso la repetición de la cabecera (que yo salté, metódicamente, a partir del tercer capítulo).
- La presencia de la marca está de forma sutil (salvo en la cabecera, que parece un spot corporativo) y, aunque a nadie se le escapa quién está detrás, digamos que el contenido de la historia está por encima de la marca y del producto. Tal vez lo que más me chocara es cuando un personaje habla de la inestabilidad de la levadura al cocerla (eso está metido con calzador, pero, bueno, entiendo que podía ser de lo más difícil por poco glamuroso).
- Me gusta (por lo que tiene de incorrecto) que en el primer capítulo se estropee una máquina y el maestro cervecero la arregle con un golpe (así somos en Zaragoza, je je). Este aspecto es pasable porque la serie tiene un punto de comedia, pero con otro tono casi, casi creo que sería contraproducente (“cuidamos los detalles… a mamporros”).
- También me gusta la cabecera y, aunque es branding 100%, creo que está muy bien realizada. La música recuerda mucho (pero mucho) a la de Breaking Bad, lo que no sé hasta qué punto es una buena idea. Más que nada por los posibles paralelismos de elaboraciones químicas que se pueden establecer en la mente del espectador. Se habría agradecido que hubiera una versión más corta de la cabecera a partir del segundo capítulo (para aquellos que vean todos los capítulos seguidos), aunque entiendo que lo hayan hecho así pues la serie se puede consumir de forma independiente.
- Y ya por último, es de agradecer también la calidad de las interpretaciones. En este tipo de formatos, a veces deja mucho que desear. Creo que no es el caso y, en general, los actores están más que bien.
- Por cierto, también me gustó la serie de vídeos extras en los que se enfrenta al actor con la persona real a la que interpreta. Gran idea, que demuestra que todo lo que te han contado es verdad (y, si no lo es, lo parece). Relacionado con las cabeceras de estos videos extras, me ha parecido muy buena solución que, en cada uno de ellos, la introducción del narrador en off sea diferente. La misma locución se habría hecho pesada, además de que no te permite destacar aspectos concretos de la marca como sí se hace de esta forma: los trabajadores, las instalaciones, etc.
Otras que no molan tanto
- De nuevo la cabecera que, aunque ya he dicho que está bien realizada, se hace un poco larga. Sobre todo si tenemos en cuenta la brevedad de los capítulos. A cambio no dan mucho la barrila (fijaos lo hilo que fino con el lenguaje) con la marca en las tramas.
- Los capítulos se hacen, a veces, extremadamente cortos y, por tanto, la profundidad de las tramas es casi, casi inexistente. Con eso se corre el riesgo de que los personajes y situaciones no lleguen a enganchar. Tal vez se podrían haber alternado piezas con diferentes duraciones, reducir la cabecera, etc.
- Hablan (en el claim de la marca) de cerveceros independientes cuando creo que, ese concepto, para los que somos profanos del sector, se pierde. ¿Estamos hablando de tres tipos haciendo cerveza en una bañera? No creo. El caso es que tampoco explican a qué se refieren con ello: ¿es libertad para hacer el producto que ellos quieren sin doblegarse ante un gran grupo empresarial? No queda claro. De todas formas, esto se refiere al logo y posiblemente tengan pensado ampliar esa información a través de otras comunicaciones. Espero que así sea, sobre todo si ese es el posicionamiento hacia el que quieren ir.
- Y lo que menos me ha gustado de todo es que se venda la serie con la imagen de José Coronado cuando lo que hace es un único cameo en ocho capítulos. Entiendo que eso vende y que atraerá a espectadores. Pero esos mismos espectadores se pueden sentir frustrados al ver que el actor aparece diez segundos y que, además, no tiene relación con la trama general de la temporada (aunque al final se insinúa algo de forma muy ligera). Creo que la serie tiene la calidad suficiente como para venderse por sí misma y sus propias cualidades, y no le hace falta recurrir a estas cosas.
No obstante, en definitiva, el resultado creo que es más que positivo. Una gran noticia que cada vez más marcas, apuesten por la narración de historias (de ficción aunque basada en la realidad, en este caso) y un orgullo especial por reencontrarme con Ambar. Ay, la de veces que pensaba yo en historietas con un tercio de Ambar en las manos…
Aquí podéis ver la serie completa.
Y aquí os dejo el primer capítulo. Que la disfrutéis.
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