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¿El narrador de una historia manipula?
Hoy hablaré de una película que vi hace poco y que recomiendo por completo. Se trata de En la casa y trata de la relación entre un chico y su profesor de literatura. Y la forma en la que ambos entran en contacto es a través de la creación literaria pues el chaval tiene un talento especial para escribir y mantener siempre “enganchado” a su lector, el profesor en este caso.
Me gustó la película porque muestra el poder que una historia bien contada tiene sobre la audiencia. Pero no se habla solo de eso, sino que también trata sobre la capacidad de manipulación que el narrador puede tener sobre otras personas a la hora de contar una historia. Y es que en el momento en el que alguien (el narrador) decide contar una historia, es él quien elige la perspectiva que quiere transmitir a su público. Les guía por la trama, les muestra lo que solo esa persona quiere que vean, describe a los personajes de una u otra forma, elige un lenguaje determinado con el que comunicar de una forma concreta, etc. Todo ello hace que la visión que en ese mismo momento tiene el narrador de la historia se traspase a los lectores, oyentes, espectadores… Adoptamos el punto de vista que otra persona (el narrador ¿manipulador?) quiere que tengamos.
Sin embargo, esto no quiere decir que muchas veces no se produzca una interpretación distinta por parte del receptor a la que el emisor (narrador podríamos decir) quiere transmitir. En ese caso cabría preguntarse ¿hasta qué punto ha sido una buena narración? Porque no podemos olvidar nunca que cuando escuchamos una historia estamos asomándonos a ver el mundo de una determinada forma y que no es otra que la que el narrador quiere que veamos y que muchas veces (¿siempre?) coincide con su propia visión de la vida. Así que si nuestra visión es diferente a la que el narrador pretendía ofrecernos… ¿qué pasa entonces? Ese es otro interesante punto de discusión.
Así que habría que decir: “cuidado con las historias que escuchamos” o “cuidado con los narradores que te cruces”. Pero ¿servirían de algo estas advertencias? Posiblemente no, porque, reconozcámoslo: somos como gatos a los que nos puede la curiosidad y cuando una historia nos engancha es muy difícil que nos suelte hasta el final (siempre y cuando, claro está, el narrador haga bien su oficio).
Deseo que esta historia os atrape como lo hizo conmigo. Espero vuestros comentarios y de momento, para el que le interese, aquí os dejo el trailer.
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