Responsable: Jorge Duarte Ruiz
Finalidad: Gestionar tu consulta a través de nuestras vías de contacto.
Legitimación: Tu consentimiento explícito al marcar la casilla correspondiente.
Destinatarios: No cederemos tus datos a terceros; no obstante, nuestros proveedores de servicios logísticos e informáticos tendrán acceso a tus datos con la finalidad mencionada.
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, oposición, limitación del tratamiento y portabilidad.
Información adicional: Política de Privacidad».
La persona en la que piensas cuando escribes

“Alguien, cuya identidad no recuerdo, escribió que en el fondo todas las novelas son cartas a una persona. Pues oye, estoy de acuerdo. Creo que todos los novelistas tienen un lector ideal, y que el escritor, en varios momentos de la redacción de una historia, se pregunta: ¿Qué pensará cuando lea esta parte? En mi caso, el primer lector es mi mujer Tabitha.”
Fragmento del libro Mientras escribo (Stephen King).
¿Y nosotros? ¿Tenemos presente a nuestro lector ideal (oyente, espectador, etc.) cuando estamos creando una historia? ¿Visualizamos a esa persona al aporrear el teclado?
Yo sí, y creo que me sería muy difícil escribir sin tener definida la imagen de esa persona en mi cabeza. Quiero decir que, en mi caso, se trata de una persona concreta, con su boca, nariz y ojos. No de alguien etéreo o un perfil sociodemográfico difuso.
Si se trata de escribir una historia para un target concreto (por ejemplo: una marca que quiera conectar con jóvenes urbanitas a los que les gusten los videojuegos), procuro echar mano de mi memoria (fichero contactos) y traer a mi mente alguna persona que represente este perfil. Si no conozco a esa persona, procuro hacer lo posible por tratar de conocerla un poco mejor. Como último recurso, mi mente crea un frankenstein en el que agrupo rasgos de varias personas que sí conozco, hasta conformar ese perfil exacto.
Sin embargo, cuando escribo mis propias historias, tengo claro la persona a la que me dirijo. La conozco lo suficientemente bien como para saber cómo puede reaccionar a lo que yo escribo. Imagino lo que podrá pensar en cada momento y, a veces, lo reconozco, me rio en la soledad de mi escritorio, como si fuera un malvado de James Bond que anticipa los movimientos del contrario.
Claro, que no siempre acierta uno. Tengamos en cuenta que nunca terminas de conocer a una persona del todo. Los matices pueden llegar a ser muy sutiles y, además, todos cambiamos con el tiempo y las circunstancias que nos rodean. Por ello, siempre existe un margen para que esa persona te sorprenda. Para añadir complejidad a la ecuación, diremos que no solo cambia ella, sino que también tú lo haces, así que, en esencia, siempre hay algo diferente, tanto en el que escribe como en el que lee. Por mucho que os conozcáis el uno al otro.
Pero, en general, puedo decir que esos cambios son graduales (imperceptibles en muchas ocasiones), así que, más o menos, sé por dónde puede salir esa persona cuando lee la historia que he creado. Y esto es lo que me guía y me ayuda a dar con el tono, el ritmo, los recursos, los giros, la forma de presentar a los personajes… y, en definitiva, a resolver tantas y tantas dudas que van surgiendo conforme pongo una palabra detrás de otra.
Y ojo. Todo esto no significa que escriba para complacer a esa persona. Es más, hay veces que lo que busco con mi relato es precisamente todo lo contrario. Hay historias que buscan hacerle sentir incómoda, en muchas provocar su risa, con otras quiero despertar repulsión o asco, en algunas cabrearla, que se indigne, en unas que me quiera y en otras que se pregunte si he perdido la cordura… Lo que sea. Lo importante es que quiero generar una reacción emocional en esa persona y, como la conozco o creo conocerla, sé, o creo saber, los resortes que debo utilizar para lograrlo.
Pero oye, esto que me funciona a mí, puede no ser de ayuda a otro. Así que, dime: ¿piensas en alguien cuando escribes? ¿No tienes a nadie en mente? ¿Te ayuda a centrar tu historia o no? ¿Es una sola persona o son varias que forman una especie de consejo de sabios? ¿Coincide lo que crees que va a sentir con lo que finalmente siente cuando lo lee? ¿O te sorprende casi siempre?
Por supuesto, este post va dedicado a esa persona.
Newsletter
Entradas recientes
Categorías
- Escritura
- Formación
- Gajes del oficio
- Historias que he leído
- Historias que he visto
- Storytelling
- Teoría y técnicas narrativas
- Uncategorized