Responsable: Jorge Duarte Ruiz
Finalidad: Gestionar tu consulta a través de nuestras vías de contacto.
Legitimación: Tu consentimiento explícito al marcar la casilla correspondiente.
Destinatarios: No cederemos tus datos a terceros; no obstante, nuestros proveedores de servicios logísticos e informáticos tendrán acceso a tus datos con la finalidad mencionada.
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, oposición, limitación del tratamiento y portabilidad.
Información adicional: Política de Privacidad».
Libera a tus personajes
Ando los últimos días escribiendo un relato, en él abordo la relación que se establece entre el creador de una historia y los personajes de la misma. A estas alturas, no sé si terminará bien o será un proyecto frustrado, porque lo que empezó como un juego de experimentación, se ha convertido, de repente, en un relato en plena “adolescencia” que amenaza con transformarse en una novela muy, muy corta o en un relato muy, muy largo. El problema es que, en cualquiera de los dos casos, no sé cómo es el final de la historia y sus personajes, ya que estos parecen haber cobrado vida y se han adueñado del relato. De esto es de lo que me gustaría hablar hoy: de las dudas que me han surgido en torno al personaje y al autor y el nexo que une a los dos.
Creo que las historias que llevamos con nosotros, y que manifestamos a la hora de escribir, muestran (si bien no de una forma perfecta y nítida, sino a pinceladas más o menos gruesas) lo que somos. Por ello, casi siempre, cuando estoy imaginando una historia, me es imposible no reflejarme (consciente o inconscientemente) de alguna manera en ella: puede ser en algunas situaciones; en ciertos rasgos de los personajes; en los miedos que les atenazan o en los deseos que les impulsan; también en los castigos o absoluciones que muchas veces como autor hago de unos u otros, etc.
Entonces, pensé, ¿qué pasaría (suponiendo que fuera posible abstraerse hasta tal punto) si dejara a los personajes completamente libres? Es decir, permitirles que hicieran lo que quisieran. Que avanzaran por la historia a su libre albedrío (sí, sé que puede ser complicado llegar a imaginar esa “vida propia” de los personajes al margen de los autores pero intentémoslo al menos). Si eso fuera posible, me da la impresión de que al final harían lo que yo (puede que inconscientemente) quisiera que hicieran porque, de una forma u otra, encaja con mi forma de ver y entender el mundo. Y sobre todo, porque ahí está lo que yo soy. Me acordé luego de los sueños y de los relatos que en ellos recreamos. Podemos vernos reflejados en algún modo en esos sueños, en esas historias, aunque a veces la imagen sea totalmente deforme (y por tanto difícil de interpretar). Pero, si esos sueños no somos nosotros, ¿de dónde podrían salir si no?
También pensé que, por tanto, la fórmula (en cuanto a lo que de “receta de pastelería” tiene, que es muy poco) a la hora de inventar historias, debería consistir en tener definida, previamente, nuestra visión sobre el mundo en lo que a un aspecto concreto se refiere. Llamemos a esto el mensaje o la idea general, con la que como autores estamos de acuerdo (o en desacuerdo) y queremos transmitir envuelta en la historia. Y seguía razonando: a partir de ahí buscaríamos la forma de transmitirla, de ejemplificarla, de darle forma, para que quien está enfrente de mí, lo vea igual de claro que lo veo yo. En ese caso, yo, como creador del relato, sería el que tuviera claro durante la narración, el destino que quiero alcanzar (el mensaje, la idea que quiero transmitir). Así que lo “único” que tendría que hacer, es “escenificar” aquello que quisiera comunicar. Y para ello me serviría de los escenarios, los personajes, los conflictos, las escenas y los cambios que se operan en los personajes, entre otras muchas cosas. Y, como suele ocurrir en bastantes historias, el personaje se daría cuenta de esa misma realidad de la que ya se ha dado cuenta el autor previamente. Y al tiempo que se da cuenta el personaje, también podría hacerlo el público, permitiendo al final una transmisión de ese “reconocimiento” (de ese mensaje, idea, verdad, etc.) entre el autor y el público, haciendo el personaje como cadena de unión entre ambos.
Y si todo lo anterior puede funcionar (y de hecho funciona a la hora de crear muchas historias), también me surgieron otras preguntas para las que la respuesta no está tan clara. Por ejemplo: ¿podría darse cuenta el público de un cambio (y con ello de la idea, del mensaje) y no hacerlo el personaje? U otra variante: ¿sería posible que el personaje se diera cuenta de algo y que no lo hiciera el autor? Y con esto último me refiero a que el personaje evolucione de forma natural y “libre”, sin que el autor sea muy consciente de por qué el personaje hace las cosas que hace, dejándole que siga un impulso que el autor puede entender como acorde a su naturaleza (soy consciente de la paradoja que supone: si el autor es el que decide lo que es natural al personaje, este ya no es libre sino que está condicionado en todo momento por lo que decida el autor). Este último caso sería, tal vez, lo más cercano a la escritura de un personaje “libre” (casi podríamos hablar de escritura automática), pero, ni siquiera en este supuesto creo que pudiéramos afirmar que aquello que el personaje hace, lo hace por propia voluntad, sino que lo hace por el deseo (más o menos oculto, más o menos consciente) del propio autor.
Sin embargo, el hecho de que esa libertad del personaje sea imposible al completo, no creo que deba hacernos descartar esta “técnica” a la hora de escribir, pues, a veces, cuando dejamos que los personajes vayan “libres” (todo lo libres que pueden ir), cuando les quitamos el ojo de encima y dejamos que “jueguen”, pueden llegar a enseñarnos cosas de nosotros mismos, aspectos que ni siquiera sabíamos que estaban allí. Tiempo habrá para reconducir a esos niños díscolos hacia el camino que nosotros marquemos o, si así lo preferimos, abandonar toda responsabilidad y seguirlos hasta ver dónde nos llevan.
Newsletter
Entradas recientes
Categorías
- Escritura
- Formación
- Gajes del oficio
- Historias que he leído
- Historias que he visto
- Storytelling
- Teoría y técnicas narrativas
- Uncategorized