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Mis libros del 2016 (parte 1)
El final del año se acerca y me ha parecido interesante hacer un repaso de los libros que he leído este año. Como parece lógico, algunos me han gustado más y otros menos (algunos, incluso, no me han gustado casi nada). Intentaré no destripar las tramas, al menos no más allá de lo que puedas averiguar leyendo las primeras veinte páginas del libro. Con todo, si eres de los que no quieres saber nada de un libro antes de empezar a leerlo pues… ya sabes, te puedes saltar este post y los próximos. También me gustaría saber qué has leído en este 2016, algún libro que destaques por encima del resto, ya sea clásico o moderno, nacional o extranjero, prosa, poesía o teatro… En fin, lo que sea que te haya gustado u horrorizado (y no en el buen sentido del género de terror).
Don Quijote de la Mancha (1ª parte) de Miguel de Cervantes
En el año de Cervantes no podía empezar por otro que por la novela por excelencia. Lo cierto es que no me leí este libro cuando debía (¿fue en 3º de BUP, con 16 o 17 años?). Lo intenté entonces, poco, pero lo intenté. Y desde ese año me había llamado (¿cómo disimular cuando la gente hablaba del Quijote?). Pero pasaban los años y nunca me cogía con ganas. Siempre mirando acusador desde la estantería… Ahora puedo decir que es una lectura que he disfrutado de lo lindo y que recomiendo a la gente (eso sí, lo tienes que coger con ilusión -¿acaso hay otra forma de empezar un libro?- y poner algo de tu parte al principio… luego, el libro tirará de ti en su gran mayoría. Y en los pasajes un poco más duros -las novelitas intermedias en ocasiones se hacen algo pesadas- tener fe y seguir adelante con el convencimiento de que el conjunto vence a la suma de las partes).
La actualidad de algunos pasajes es increíble, por no hablar del humor, la mirada triste de un tiempo pasado, el idealismo y el realismo, los dos personajes principales, los múltiples niveles de lectura que te ofrece la obra… Parece que todo está ahí y que lo abras por donde lo abras te deslumbra (ya sea a nivel de capítulo, fragmento e incluso frase). Eso sí, recomiendo, a ser posible, hacerse con una edición anotada para poder sacarle mucho más jugo al libro (yo usé la de Anaya que tenía desde hace 18 años).
Empecé la segunda parte pero la dejé a medias. No porque no me gustara (de hecho leí el primer tercio de este segundo volumen y me parece mucho mejor que la primera parte) sino por alternar otras lecturas. Aunque no es descartable que empiece 2017 (o termine 2016) de la mano de Don Quijote. He aquí un fragmento cualquiera cogido al azar:
…que más quisiera que me hubieran derribado un brazo, como no fuera el de la espada. Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante.
Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe
Otro clásico de la literatura, en este caso del siglo XIX. Recopilación de relatos breves de misterio y terror de los que he de decir que, por desgracia, no me gustaron todos por igual. Vamos, que algunos no me gustaron demasiado. Entre mis favoritos de los que aparecen en este volumen elegiría dos: El barril de amontillado y El pozo y el péndulo. Si eres un aficionado del género lo más probable es que ya hayas leído a Poe (y que incluso a estas alturas planees mi ajusticiamiento por lo que he dicho unas lineas más arriba). Si no te va mucho la temática te recomiendo echarle un vistazo a alguno de sus relatos cortos… Es una buena forma de tantear si te gusta o no: sencillo, lees uno y si te gusta sigues, si no, sigues igual… Pero si encadenas tres que no te gusten mi consejo es que pases a otra cosa (la vida es demasiado corta como para leer cosas que no te interesen). Este fragmento es de El pozo y el péndulo en el que un hombre es encarcelado en un calabozo en el que está en oscuridad total. No ve absolutamente nada. Trata de imaginarlo y ponte en su situación…
En la confusión de mi caída no me percaté de un detalle ciertamente asombroso, que unos pocos segundos después, mientras aún yacía boca abajo, me llamó la atención. Fue esto: mi barbilla descansaba en el suelo del calabozo, pero mis labios y la parte superior de mi cabeza, aunque parecían menos elevados que la barbilla, no tocaban nada. Al mismo tiempo, mi frente parecía bañada con un vapor viscoso, y el olor característico de hongos podridos penetraba en mi nariz. Extendí el brazo y me estremecí al descubrir que había caído al mismo borde de un pozo circular, cuya extensión, por supuesto, no tenía medios de averiguar en aquel momento. Tanteando la mampostería debajo del borde logré desprender un pequeño fragmento y lo dejé caer al abismo. Durante muchos segundos escuché cómo repercutía al chocar en su descenso contra los lados de la sima; por fin sonó un ruido apagado en el agua, seguido de sonoros ecos. A la vez oí un sonido como el de abrirse y cerrarse rápidamente una puerta en lo alto, mientras un débil rayo de luz brillaba instantáneamente entre las tinieblas y desaparecía con la misma rapidez.
La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa
Me gustó mucho esta novela, aunque en algunos puntos de la trama las coincidencias parecen estar demasiado bien puestas al servicio de la historia. En cualquier caso, se olvida por la maestría del narrador que te atrapa desde la primera hoja y te lleva haciendo virguerías por el pasado y presente de estos chicos cadetes. La trama: unos adolescentes se hacen adultos en un colegio militar de Lima (amores robados, fugas, peleas, robos…). Ojo a los múltiples cambios de perspectiva en la novela. Al principio puede costar un poco, pero en cuanto entras en la dinámica lo disfrutas de lo lindo. Una maravilla.
-Formidable, formidable. Estaba sin un centavo. Si quieres, te puedo pagar con novelitas.
-No -dice el Esclavo. Ha bajado los ojos-. Más bien en cartas.
-¿Cartas? ¿Tienes enamorada? ¿Tú?
-Todavía no tengo -dice el Esclavo-. Pero quizás tenga.
-Bueno, hombre. Te escribiré veinte. Eso sí, tienes que enseñarme las de ella. Para ver el estilo.
La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson
Otro clásico de la novela de aventuras que no leí en su época (este nunca me obligaron a leerlo pero no sé qué pasó para que no lo leyera antes, con lo que me gustan a mí las aventuras de piratas). Pues eso, si eres amante del parche en el ojo, los barcos, los mapas del tesoro… ya estás tardando. Escrito con una técnica de folletin que te atrapa desde el primer momento, te lo leerás en dos tardes. El personaje de Silver es de lo mejorcito con lo que me he cruzado: no recuerdo ahora un personaje que me provocara al mismo tiempo tantas cosas (miedo, ternura, risa, admiración, desprecio…). Nunca sabes por dónde puede salir, como Tony Soprano ahora que lo pienso.
Lo recuerdo como si fuera ayer, meciéndose como un navío llegó a la puerta de la posada, y tras él arrastraba, en una especie de angarillas, su cofre marino; era un viejo recio, macizo, alto, con el color de bronce viejo que los océanos dejan en la piel; su coleta embreada le caía sobre los hombros de una casaca que había sido azul; tenía las manos agrietadas y llenas de cicatrices, con uñas negras y rotas; y el sablazo que cruzaba su mejilla era como un costurón de siniestra blancura. Lo veo otra vez, mirando la ensenada y masticando un silbido; de pronto empezó a cantar aquella antigua canción marinera que después tan a menudo le escucharía: «Quince hombres en el cofre del muerto… ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!»
El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza
Termino esta entrega con uno de los libros más conocidos del último Premio Cervantes y que inaugura la saga de un detective privado accidental salido de un manicomio. He leído buenas y malas críticas de esta novela (como pasa con casi todos los libros) y las malas se centraban sobre todo en un aspecto: la falta de realismo que tiene como novela negra. ¡Pues claro! Es que para mí no es una novela negra. Es decir, sí tiene elementos del género pero son tan solo una excusa. Creo que la novela es puro entretenimiento (del autor, en primer lugar, y del lector, casi por accidente): un protagonista tan disparatado que igual hubiera dado que fuera funcionario de correos, pescadero o zapatero remendón… Ni más ni menos. Creo que el libro no engaña a nadie en su planteamiento. Me reí mucho leyendo esta novela y no me refiero a esbozar una sonrisa. No, estoy hablando de carcajada sonora en la soledad de la lectura, algo que es de agradecer, sobre todo por la escasez con la que esto ocurre (ya se sabe que la comedia está muy mal vista y que lo que importa es hacer llorar al personal).
La pensión a la que me dirigí estaba cómodamente ubicada en un recoveco de la calle de las Tapias y se anunciaba así: HOTEL CUPIDO, todo confort, bidet en todas las habitaciones. El encargado roncaba a pierna suelta y se despertó furioso. Era tuerto y propenso a la blasfemia. No sin discusión accedió a cambalachear el reloj y los bolígrafos por un cuarto con ventana por tres noches. A mis protestas adujo que la inestabilidad política había mermado la avalancha turística y retraído la inversión privada de capital. Yo alegué que si estos factores habían afectado a la industria hotelera, también habrían afectado a la industria relojera y a la industria del bolígrafo, comoquiera que se llame, a lo que respondió el tuerto que tal cosa le traía sin cuidado, que tres noches era su última palabra y que lo tomaba o lo dejaba. (…) Con este consuelo me metí en la cama y traté de dormirme repitiendo para mis adentros la hora en que quería despertarme, pues sé que el subconsciente, además de desvirtuar nuestra infancia, tergiversar nuestros afectos, recordarnos lo que ansiamos olvidar, revelarnos nuestra abyecta condición y destrozarnos, en suma, la vida, cuando se le antoja y a modo de compensación, hace las veces de despertador.”
Continuará…
Si quieres leer la segunda parte de este listado.
Si quieres leer la tercera parte de este listado.
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