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Mis libros del 2016 (parte 3)

Termino ya el repaso de los libros que he leído durante el 2016 y que espero te sirva por si andas buscando alguna idea para regalar en estas fechas. Por cierto, aprovecho para recordar a toda aquella persona que lea esto que, en caso de que algún día te encuentres en la circunstancia de tener que hacerme un regalo, no le des muchas vueltas: con un libro acertarás siempre. Bueno, vamos allá con los 5 libros que me han acompañado desde octubre hasta diciembre.
Brooklyn Follies de Paul Auster
Reconozco que después de la dura travesía por Te llamaré viernes de Almudena Grandes, necesitaba darme un respiro y eso lo consigo acudiendo (al menos una vez al año) a este escritor. No sé si es mi favorito, pero sí sé que disfruto mucho con su lectura. Y no solo porque sus libros me atrapen por la narrativa (cuando me doy cuenta ya estoy tan metido que no puedo dejar de leerlo), o por su temática (que parece repetirse de libro a libro y que nunca me cansa), su ambientación (siempre me agrada leer algo de Nueva York)… Si Paul Auster me atrapa es, sobre todo, porque desde el primer libro suyo que leí (La noche del oráculo) ha sido un escritor con el que me he identificado en muchos de los pensamientos que se expresan a través de los narradores de sus historias, los personajes o el propio escritor en algunos casos… No es el único escritor con el que me ha pasado (aunque sí con el que me ha sucedido más a menudo) lo siguiente: estar leyéndolo y decir para mí mismo: parece que esto me lo estuviera diciendo directamente a mí, a Jorge Duarte, porque yo he pensado exactamente eso, o a mí me ha sucedido justo aquello, etc. Cuando tienes uno de estos momentos de conexión con alguien (sea un escritor, un director de cine o un amigo cualquiera…) creo que es maravilloso.
Así que me dí este lujo que es leer a Paul Auster. Y he de decir que con este libro me pasó como con Alfred Hitchcock, por ejemplo. No ha sido mi libro favorito de los que he leído suyos, pero… vamos, es un libro de Paul Auster, sé que me lo voy a pasar bien leyéndolo. Y en ese aspecto, no me ha decepcionado. Una historia “sencilla” muy bien contada, en la que las coincidencias, tan típicas de Auster, vuelven a darse. Un libro con personajes que giran en torno a los libros y esta vez en el barrio de Brooklyn… En fin, si ya conoces al escritor sabrás de lo que hablo. Me encanta el comienzo de la novela (esa primera frase es genial):
Estaba buscando un sitio tranquilo para morir. Alguien me recomendó Brooklyn, de manera que al día siguiente salí de Westchester y fui para allá a reconocer el terreno. No había vuelto en cincuenta y seis años, y no me acordaba de nada. Mis padres se habían ido de la ciudad cuando yo tenía tres años, pero el instinto me llevó al barrio donde habíamos vivido, arrastrándome como un perro herido al lugar donde nací.
Kokoro de Natsume Soseki
Una de las cosas grandes de este año ha sido el viaje que realicé en octubre a Japón, país que ya conocía pero que nunca me cansaré de visitar (como decía Terminator: volveré). Y claro, buscaba algún libro ambientado en el país nipón o vinculado a su cultura de alguna forma y a ser posible de un autor japonés. Eché mano de los listados de autores japoneses reconocidos (más allá de Murakami, claro) y di con esta novela, que en Japón es lectura obligatoria en los colegios y todo el mundo conoce (como La colmena aquí, vamos).
Tal vez, lo más destacable de ella sea el personaje enigmático de Sensei, que iremos descubriendo poco a poco a lo largo de la novela. No obstante, ya desde el principio vemos su tristeza, la desconfianza que le produce el ser humano en general… Sabemos que algo le ha debido pasar a ese hombre pero ¿el qué? Esto va provocando en el lector una sensación de inquietud y es lo que tira de ti para seguir sabiendo más del personaje. Y ahí está también para mi el principal problema de la novela: que se estira demasiado la trama y la tensión decae (se publicó por entregas y eso posiblemente sea lo que más le afecta).
De fondo, en la novela aparece un momento crucial en la historia de Japón: la restauración Meiji, que transformaría un país tradicional en uno moderno. es por eso también el choque de dos formas de contemplar la vida, de dos generaciones, etc. Sirva este fragmento para marcar el carácter de Sensei (protagonista de la novela):
Siempre estaba silencioso, y a veces diríase que acariciaba delicadamente la tristeza. (…) Sensei era un hombre capaz de amar, de hecho lo hacía intensamente, aunque era incapaz de abrir sus brazos y aceptar en su corazón a alguien que pretendiera entrar en su vida.
Mientras escribo de Stephen King
Si te dedicas a escribir (sea de manera profesional o como simple afición) es muy probable que hayas oído hablar de este libro. Se trata de un ensayo del maestro del terror en el que desgrana algunos de sus trucos para escribir (desde rutinas diarias hasta consejos de gramática y léxico). Pero lo que me encantó de este libro sobre escribir es que Stephen King lo narra de forma ágil y amena (muestra de ello es que me leí sus 300 páginas en un día). Es sencillo y claro en sus exposiciones, no se anda por las ramas y va a cosas concretas sacadas de su experiencia directa. Consejos que puedo decir que en muchos casos he adoptado (y que en otros ya lo hacía, lo que me produjo un agradable descubrimiento).
Por otro lado, es muy interesante toda la primera parte del libro en la que el autor explica cómo se inició en la escritura desde que era un niño, sus primeros relatos, la constancia frente al rechazo, sus primeros encuentros con el alcohol, la primera novela que publicó, su adicción al alcohol y a las drogas años más tarde, etc. Mezcla escritura y vida hasta un punto en el que no puedes desligar una de otra. Creo que este libro será un auténtico hallazgo de esperanza para todos los que, como yo, sueñan con ver algún día publicadas sus historias. Pero, ojo, sin engaños: si quieres escribir vas a tener que escribir como un burro y leer como un asno. Eso, para empezar, y casi, casi, para terminar, pues eso es lo que parece decirte Stephen King: estos dos mandamientos encierran todos los anteriores (que son abundantes y variados). Tengo pendiente escribir algún día un post más extenso de este libro, así que no me alargaré más.
Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, ligar mucho ni hacer amistades. En último término, se trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces, y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz. Una parte (quizá demasiado larga) de este libro ha tratado de cómo aprendí a escribir. Otra, la mayor, de qué se puede hacer para mejorar. El resto (y quizá lo mejor) es un permiso: tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás. Escribir es mágico; es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Conque bebe. Bebe y sacia tu sed.
Olvidado Rey Gudú de Ana María Matute
Libro sobre el que he ido cambiando mi opinión conforme lo leía… Y no a mejor, por desgracia. Sus trescientas primeras páginas las devoré sin contemplación (se trata de una novela extensa: 860 páginas) pero surgió una trama (que no voy a desvelar para no reventar la lectura de nadie) que, aunque al principio era interesante y relevante para el transcurso de la novela, después de cien páginas me pareció tediosa y que me alejaba de lo que de verdad me interesaba de la historia. Estaba un poco más allá de la mitad del libro cuando mi cabeza rondaba la idea de dejarlo… Me aburría tanto esa trama de la que he hablado que deseaba que terminara de alguna forma… Y el milagro sucedió cincuenta páginas más allá. Es triste decirlo pero la muerte de esa trama hizo que me reenganchara a la novela (de la que aún me quedaban más de 350 páginas, ¡es otra novela!) con la esperanza de que retomara el nivel inicial.
Por desgracia, para mí, no lo hace. Aunque puede que me dejara tan tocado a la mitad que no tuve ánimo para reemprender el vuelo… Sea como fuere es un libro que me costó terminar (¿pero qué iba hacer? ¿dejarlo cuando me había leído el 75%?) y que en ocasiones se me hizo repetitivo, sobreabundado de personajes (redundantes entre sí) a los que no se les da mucho recorrido, a algunos casi ninguno… No sé, creo que es el libro que menos me ha gustado de todos los que he leído este año. No puedo decir otra cosa salvo lo que siento. Y me refiero sobre todo a la trama, la estructura de la novela, la historia en definitiva, y no tanto al estilo utilizado, el léxico, etc. Y eso que la premisa de la que parte el personaje me parecía muy potente:
-Queridos míos -repitió, con la dulzura y firmeza que solía-, la cuestión es simple y complicada a la vez, y para ello necesito imprescindiblemente de vuestras artes y sabiduría. Trátase, lo digo de una vez, de incapacitar totalmente a Gudú para cualquier forma de amor al prójimo.
Apocalipsis de Stephen King
Me lo pasé tan bien leyendo Mientras escribo de Stephen King, que eso me hizo recordar el único libro que había leído suyo hacía tiempo (It) que, por cierto, me encantó y disfruté de lo lindo cuando tenía dieciséis años. Recordé también que hace unos años había dejado a medias Apocalipsis (muchos dicen que es su mejor libro aunque aquí, ya no entro, porque no soy experto ni en terror, ni en Stephen King). Lo cierto es que esta vez lo cogí con más ganas (es necesario hacerlo, pues el libro tiene 1500 páginas) y cuando me quise dar cuenta ya me había leído un tercio.
Todavía no puedo decir qué me parece en general (pues aún estoy con él) pero sí os adelanto que me está entreteniendo… bastante. También diré que se trata de una lectura entretenida sin muchas más pretensiones, pero que lo que narra, está bien hecho: buena premisa, aguanta el suspense, personajes funcionales y otros un poco más profundos (sin llegar nunca a pasarse), momentos de sustos, estilo sencillo y directo, una buena atmósfera a lo largo de toda la historia… En fin, un libro que para mí logra lo que se propone y que no engaña a nadie. No trata de aparentar más de lo que es y lo que hace, lo hace bien. Eso sí, la edición es bastante mejorable: abundan las erratas.
Y por supuesto habrá quien diga que la novela se puede contar en 500 páginas, y seguramente tendrán razón, pero creo que quien compra una novela así es para estar con ella un buen rato (a algunos les gustaría que durará el triple) y disfrutar de todos los pasajes que en ella se cuentan. Es como una serie de televisión: si te gusta desearás que haya diez temporadas de 22 capítulos cada una de ellas, pero si te disgusta te bastará y sobrará con el episodio piloto y alguno más. Por cierto, he compaginado esta lectura con las tres primeras temporadas de The walking dead (en el episodio cuarto de la cuarta temporada me planté por repetitivo y cansino) y aunque van por lados diferentes (en Apocalipsis no hay zombies pero sí muertos a tutiplén además de una sociedad post apocalíptica -sí, el título no engaña-), creo que maridan bastante bien en muchos aspectos. Este es el momento del libro en el que descubren los primeros cadáveres de muchos que vendrán en la novela debido a la súper gripe:
En el sitio que correspondía al pasajero, estaba sentada una mujer joven, con la falda recogida sobre los muslos. Una niña de unos tres años se recostaba contra ella. Ambas estaban muertas. Tenían los cuellos dilatados y su piel presentaba un color prupúreo de hematoma. También presentaban hinchazón debajo de los ojos. Más tarde, Vic comentó que se parecían a esos jugadores de béisbol que se ponen negro de humo en los párpados inferiores para amortiguar el reflejo del sol. Los ojos ciegos se hallaban desencajados. La mujer retenía la mano de la pequeña. De sus narices había chorreado una mucosidad espesa, ya coagulada. Las moscas zumbaban en derredor, posándose sobre la mucosidad, entrando y saliendo de las bocas abiertas. Stu había estado en la guerra; pero nunca había visto una imagen tan espantosa. Sus ojos se volvían sin cesar a esas manos entrelazadas.
Y eso es todo lo que ha dado de sí el 2016 en cuanto a lectura… Muchos más libros están esperando a la vuelta de la esquina: Saramago, Cortázar, Javier Marías y Chéjov son algunos de los que tengo en mente para empezar, pero luego ya veremos dónde me van llevando unos y otros… Sin ir más lejos, como dije en mi primera parte: puede que empiece el año 2017 acompañado al más famoso caballero andante de las letras españolas al igual que hice en 2016. Veremos. Lo que sí tengo clara es una promesa que me hago a mí mismo para el año que viene: dejar los libros sin terminar si no me gustan, no me llenan, no me aportan… Me cuesta muchísimo hacerlo, pero la vida es demasiado corta como para leer algo que no te atrape. En fin, nos vemos a la vuelta.
Si quieres leer la primera parte de este listado.
Si quieres leer la segunda parte de este listado.
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